7 de enero de 2014

¿Qué sexo desean las mujeres? Parte Final

Por: Anne Cé | 07 de enero de 2014

Ojalá que lo de pedirle demasiado a la vida no sea un pasaje hacia algunas adicciones, hacia algunas locuritas, como la de Joe (interpretada de nuevo por Gainsbourg en esta película), que se autodiagnostica ninfomanía: "quizá la única diferencia entre la otra gente y yo es que yo le pido más a las puestas de sol".
Ciertamente turbador, este loco inspirado cineasta de todos los demonios (del inconsciente colectivo). Un crítico dijo, contundente, que ese pulso artístico provocador es el único camino posible a la excelencia.
Pero volviendo al asunto de lo que de verdad quieren las mujeres, vale insistir en la recomendación del libro de Daniel Bergner, que da cuenta de las últimas revelaciones de la ciencia sobre el deseo sexual femenino y se pregunta: "¿sería posible pensar que el valor que se le da al recato femenino en todo el mundo no tiene tanto que ver con absolutos biológicos como con las culturas patriarcales y las suspicacias y el miedo que provoca en estas la sexualidad femenina?"
Entre las investigaciones científicas que cita el periodista de The New York Times Magazine, habla de una de laboratorio, a cargo de Meredith Chivers, sobre fantasías sexuales en hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, con el fin de medir y observar la coincidencia entre las respuestas conscientes y las contracciones vaginales e irrigación de los genitales de los participantes.
Uno de los datos que da que pensar es que las contestaciones de las mujeres a las que se les garantizó una estricta confidencialidad, y sobre todo las de aquellas que creían que estaban conectadas a un detector de mentiras, "eran casi idénticas a las de los hombres". Algo similar ocurría cuando se les preguntaba cuántos compañeros sexuales habían tenido: "las mujeres que pensaban que estaban conectadas a un polígrafo no solo mencionaban a más compañeros que el resto de las participantes femeninas, sino que también, a diferencia de los varones, dieron números bastante más altos que los hombres". El estudio arrojaba otro aspecto interesante: "las mujeres están menos conectadas o conocen peor las sensaciones de sus cuerpos que los hombres, y no solo eróticamente sino también en otros sentidos".
Hay que dedicarle al libro de Bergner un par de tardes de buena lectura, porque todo lo que cuenta resulta muy interesante (empezando por las dificultades de los investigadores para conseguir fondos para asuntos considerados poco "serios" como la sexualidad). Pero, para terminar, voy a transcribir una de las conclusiones de otro trabajo, en este caso del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana: "...las mujeres mantenían que los extraños las excitaban menos que cualquier hombre conocido, y el pletismógrafo decía lo contrario (...) El sexo con extraños desataba una tormenta de sangre. Esto no encajaba nada bien con la suposición inicial de que la sexualidad femenina prospera con la conexión emocional (...) En lugar de eso, el erotismo parecía funcionar mejor con algo más crudo".
Dicho esto, también es justo confesar que aunque nuestras vulvas laten con algo "crudo", nos encanta enamorarnos y tener otras conexiones, porque no solo de sangre bullendo en los genitales está hecho el amor... ni el erotismo. ¡Salud!

Final/Fragmento/ tomado de el País a través del muro de C.Baratti. Gracias

No hay comentarios.: