7 de enero de 2014

¿Qué sexo desean las mujeres? Parte II

Por: Anne Cé | 07 de enero de 2014


Y aquí entra en escena Lars Von Trier y su proclama contra la misoginia que ya lleva al menos tres películas: Antichristo, Melancholia (de la que hablamos aquí) y Nymphomaniac.
En Antichristo, la pareja en cuestión (Willen Dafoe y Charlotte Gainsbourg) pierde a su bebé en un accidente doméstico que ocurre mientras ellos se encuentran en plena sesión de sexo. En esa danza de rencores, reproches y flagelos que sobreviene a semejante tragedia, el psicólogo al que interpreta Dafoe le faltan herramientas para combatir los monstruos que hay en las tripas de ella: madre, amante y bruja milenaria, heredera de todos los maleficios de la historia de la persecución a las mujeres. De fondo, música de Haendel y un follaje infernal que podría haber pintado El Bosco para decorar el paisaje culpógeno.
A poco que indaguemos en nuestros sentires, las mujeres advertimos toda la verdad que hay en esto que cuenta el danés: la culpa femenina está fosilizada en nuestro ADN, asociada a nuestros impulsos eróticos, desde vaya a saber cuándo. Sin restar un ápice del valor artístico intrínseco que tiene su cine, Lars Von Trier está gritando alto y firme que ha llegado la hora de repensar el lugar de la mujer. Es inteligente y atrevido de su parte hacerlo como lo hace, de nuevo, en Nymphomaniac, escandalizando; alternando a Bach y a los heavies alemanes de Rammstein, atronadores en el callejón de las "viciosas"; contratando a actores porno para que hagan de dobles de cuerpo en las penetraciones...
En esta primera parte de Nymphomaniac (esperamos con ansias la segunda para finales de enero) ya nos advierte de lo que va la cosa: las mujeres nos culpabilizamos de todos los males propios y ajenos si usamos nuestro sexo en lugar de cubrirlo y retacearlo. Si lo ponemos al servicio del disfrute o de viriles empellones, ¿podemos llegar tan lejos como para condenarnos a dejar de amar y de sentir?

Fragmento/ tomado de el País a través del muro de C.Baratti. Gracias, continuará
Foto: ¿Qué sexo desean las mujeres?
Por: Anne Cé | 07 de enero de 2014 


Y aquí entra en escena Lars Von Trier y su proclama contra la misoginia que ya lleva al menos tres películas: Antichristo, Melancholia (de la que hablamos aquí) y Nymphomaniac.
En Antichristo, la pareja en cuestión (Willen Dafoe y Charlotte Gainsbourg) pierde a su bebé en un accidente doméstico que ocurre mientras ellos se encuentran en plena sesión de sexo. En esa danza de rencores, reproches y flagelos que sobreviene a semejante tragedia, el psicólogo al que interpreta Dafoe le faltan herramientas para combatir los monstruos que hay en las tripas de ella: madre, amante y bruja milenaria, heredera de todos los maleficios de la historia de la persecución a las mujeres. De fondo, música de Haendel y un follaje infernal que podría haber pintado El Bosco para decorar el paisaje culpógeno.
A poco que indaguemos en nuestros sentires, las mujeres advertimos toda la verdad que hay en esto que cuenta el danés: la culpa femenina está fosilizada en nuestro ADN, asociada a nuestros impulsos eróticos, desde vaya a saber cuándo. Sin restar un ápice del valor artístico intrínseco que tiene su cine, Lars Von Trier está gritando alto y firme que ha llegado la hora de repensar el lugar de la mujer. Es inteligente y atrevido de su parte hacerlo como lo hace, de nuevo, en Nymphomaniac, escandalizando; alternando a Bach y a los heavies alemanes de Rammstein, atronadores en el callejón de las "viciosas"; contratando a actores porno para que hagan de dobles de cuerpo en las penetraciones...
En esta primera parte de Nymphomaniac (esperamos con ansias la segunda para finales de enero) ya nos advierte de lo que va la cosa: las mujeres nos culpabilizamos de todos los males propios y ajenos si usamos nuestro sexo en lugar de cubrirlo y retacearlo. Si lo ponemos al servicio del disfrute o de viriles empellones, ¿podemos llegar tan lejos como para condenarnos a dejar de amar y de sentir?

Fragmento/ tomado de el País a través del muro de C.Baratti. Gracias, continuará

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